Las grandes diferencias entre traducir e interpretar
Para tener una imagen pública internacional, ya sea como ente individual o como empresa, necesitas comunicarte con públicos de todo el mundo con la fluidez de un local. Para lograr que tu contenido llegue con fuerza en la lengua propia de cada mercado, seguramente debas recurrir a servicios de interpretación, de traducción o a ambos. ¿Cómo puede saber cuál es el que necesita?
Ya hemos hablado de las características de cada uno, pero ¿y las diferencias? Aquí tienes algunas de ellas que puede que te ayuden a aclararte:
- Información hablada frente a información escrita
Interpretar supone el acto de hablar y explicar el significado de algo. La traducción, por su parte, implica el hecho de transmitir el significado de forma escrita. - Prestación del servicio
La diferencia esencial entre la traducción y la interpretación radica en los tiempos en que debe realizarse la prestación del servicio. La interpretación se hace en el momento. Es un servicio que se presta en persona, por teléfono o a través de vídeo. La traducción, en cambio, tiene lugar mucho después de que se cree el texto en el idioma de origen. Gracias a esto, los traductores disponen de más tiempo para usar tecnologías y materiales de consulta con los que producir traducciones rigurosas y de primera calidad. - Precisión
La interpretación no llega a ser tan fiel y exacta como la traducción. Aunque los intérpretes buscan la máxima perfección, es un auténtico reto alcanzarla por las condiciones de inmediatez del servicio; en ocasiones, por ejemplo, es preciso omitir ciertas partes del discurso o intervención en el idioma de destino. Aquí de nuevo el factor tiempo juega a favor del traductor, ya que le permite revisar y modificar el texto escrito. - Dirección
Los intérpretes deben expresarse con total fluidez tanto en el idioma de origen como en el de destino, ya que su trabajo consiste en traducir al instante en ambas direcciones (traducción directa e inversa) sin ayudarse de materiales de consulta. Por el contrario, los traductores profesionales suelen traducir en una sola dirección: a su lengua materna. - Elementos intangibles
El uso de metáforas, analogías y expresiones idiomáticas que calen en el público objetivo supone una dificultad tanto para intérpretes como para traductores. Pero los intérpretes, además, tienen que captar el tono, las inflexiones y la calidad de la voz, así como otros aspectos propios de la lengua hablada y, después, hacer llegar estos signos de comunicación verbal al público.
Interpretación VS Traducción
Como la traducción y la interpretación son áreas de trabajo íntimamente relacionadas, se suelen citar indistintamente. Y si bien ambas requieren unos profundos conocimientos lingüísticos y culturales, dominio de la materia y capacidad para comunicarse con claridad, existen diferencias esenciales entre los servicios de interpretación y de traducción debido al medio en que se prestan y al conjunto de habilidades que activan: los intérpretes traducen oralmente el idioma hablado, mientras que los traductores se encargan de traducir textos escritos.
La interpretación es un servicio que se produce en el momento. Se presta en vivo, ya sea mientras el ponente u orador habla (interpretación simultánea) o justo después de su intervención (interpretación consecutiva). Todo esto sin ayuda de guiones, diccionarios ni otros materiales de consulta. Los intérpretes profesionales tienen que trasladar el mensaje del idioma de origen (el idioma que se va a traducir) al idioma de destino dentro de un contexto. Para ello, manteniendo el significado original, deben reformularlo, mediante expresiones idiomáticas, coloquialismos y referencias culturales específicas que permitan que el público al que se dirige pueda entenderlo. Los únicos recursos con los que puede contar un intérprete al prestar sus servicios son la experiencia, una buena memoria y unos rápidos reflejos.
El trabajo de los intérpretes se centra en proyectos que impliquen traducciones en directo: conferencias y reuniones, consultas y citas médicas, procedimientos judiciales, interpretaciones en programas de TV en directo, lengua de signos…
Quizá la gran diferencia entre la interpretación y la traducción es que la mayoría de los traductores profesionales utiliza herramientas informáticas al realizar su trabajo. Con estas herramientas es posible convertir el contenido de origen en un tipo de archivo con el que sea fácil trabajar (normalmente un RTF), aplicar una memoria de traducción al texto para que traduzca automáticamente cualquier cosa traducida antes y completar las partes sin traducir desde cero. Mientras el traductor trabaja en el texto puede consultar glosarios y guías de estilo para garantizar la calidad de la traducción. Por último, otro lingüista revisará la traducción y el texto final escrito se convertirá al formato original para que el documento traducido sea lo más parecido posible al de origen.
Los traductores se encargan de traducir cualquier tipo de información escrita: páginas web, textos impresos, subtítulos de vídeos, software, multimedia…
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