Cualidades que todo intérprete debe tener

Hablar más de un idioma es impresionante. Pero, ¿ser capaz de interpretar profesionalmente para alguien que habla un idioma diferente? Esa es una hazaña aún mayor.

Los intérpretes de idiomas transmiten ideas para los hablantes de idiomas extranjeros en una serie de entornos diferentes, algunos de los cuales posiblemente cambien la vida. La interpretación en la sala del tribunal y en entornos de atención médica brinda a los hablantes no nativos una voz que de otro modo no tendrían, descifrando las llamadas al 911 y el testimonio legal.

Hacen posible los negocios para empresas y clientes internacionales y superan las barreras culturales y lingüísticas. En resumen, los intérpretes son personas importantes.

Pero, como en cualquier industria, algunos profesionales son mejores que otros. Un intérprete de idiomas efectivo posee más que solo habilidades lingüísticas de primer nivel: puede combinar una serie de habilidades lingüísticas e interpersonales para hacer bien el trabajo.

  1. Asombrosas cualidades lingüísticas
    En primer lugar, los intérpretes deben tener un conocimiento exhaustivo del idioma para el que interpretan. Esto suena obvio, pero no siempre es así. Cuando un intérprete está trabajando en el campo, probablemente no tenga tiempo para consultar una enciclopedia o un diccionario. Un vocabulario extenso y excelentes habilidades de comunicación verbal y escrita son imprescindibles.
    Un intérprete debe poder hablar tan bien, y preferiblemente mejor, que un hablante nativo. Un conocimiento gramatical superior y la capacidad de interpretar modismos, matices y metáforas en una conversación son esenciales para una comunicación eficaz.
  2. Conocimiento de la especialidad
    La mayoría de los traductores trabajan en una industria o campo específico (es decir atención médica, legal, finanzas, etc.). Esto significa que necesitan tener conocimientos especializados en un área determinada para ser comunicadores exitosos. A pesar de que alguien puede ser un hablante multilingüe increíble, no llegaría muy lejos brindando servicios de interpretación médica en un hospital si no tuviera experiencia con el vocabulario y la jerga.
  3. Acreditación
    La certificación o acreditación de una institución de interpretación acreditada muestra que un intérprete ha realizado el trabajo necesario y tiene las credenciales para hacer bien el trabajo. Quienes hayan recibido capacitación profesional no solo comprenderán mejor los requisitos lingüísticos, sino también los códigos de ética utilizados por los intérpretes.
    Al mismo tiempo, es menos probable que alguien que ha recibido credenciales cometa errores en el trabajo. Y los errores pueden tener graves consecuencias tanto para los intérpretes como para las instituciones para las que trabajan.
  4. Habilidades blandas
    Un buen intérprete es más que un lingüista hábil: es alguien que está dispuesto y es capaz de ser un oyente bueno y compasivo. Las situaciones de interpretación pueden ser intimidantes para los hablantes no nativos, y un intérprete debe intentar que la experiencia sea lo más cómoda posible. El segundo lugar en importancia para las habilidades lingüísticas sobresalientes es la capacidad de conectarse con una amplia gama de personas. Estas conexiones invaluables son una necesidad para cualquier intérprete fuerte.
  5. Competencia cultural
    Los intérpretes no solo deben estar muy familiarizados con más de un idioma, sino que también deben tener una comprensión cultural de los idiomas para los que interpretan. Esta es la capacidad de detectar ciertas señales o costumbres no verbales que son específicas de un grupo particular de personas o lugar geográfico. Tener una sólida comprensión de las normas culturales ayudará a un intérprete a transmitir mejor lo que un hablante no nativo está tratando de transmitir.

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Las grandes diferencias entre traducir e interpretar

Para tener una imagen pública internacional, ya sea como ente individual o como empresa, necesitas comunicarte con públicos de todo el mundo con la fluidez de un local. Para lograr que tu contenido llegue con fuerza en la lengua propia de cada mercado, seguramente debas recurrir a servicios de interpretación, de traducción o a ambos. ¿Cómo puede saber cuál es el que necesita?

Ya hemos hablado de las características de cada uno, pero ¿y las diferencias? Aquí tienes algunas de ellas que puede que te ayuden a aclararte:

  • Información hablada frente a información escrita
    Interpretar supone el acto de hablar y explicar el significado de algo. La traducción, por su parte, implica el hecho de transmitir el significado de forma escrita.
  • Prestación del servicio
    La diferencia esencial entre la traducción y la interpretación radica en los tiempos en que debe realizarse la prestación del servicio. La interpretación se hace en el momento. Es un servicio que se presta en persona, por teléfono o a través de vídeo. La traducción, en cambio, tiene lugar mucho después de que se cree el texto en el idioma de origen. Gracias a esto, los traductores disponen de más tiempo para usar tecnologías y materiales de consulta con los que producir traducciones rigurosas y de primera calidad.
  • Precisión
    La interpretación no llega a ser tan fiel y exacta como la traducción. Aunque los intérpretes buscan la máxima perfección, es un auténtico reto alcanzarla por las condiciones de inmediatez del servicio; en ocasiones, por ejemplo, es preciso omitir ciertas partes del discurso o intervención en el idioma de destino. Aquí de nuevo el factor tiempo juega a favor del traductor, ya que le permite revisar y modificar el texto escrito.
  • Dirección
    Los intérpretes deben expresarse con total fluidez tanto en el idioma de origen como en el de destino, ya que su trabajo consiste en traducir al instante en ambas direcciones (traducción directa e inversa) sin ayudarse de materiales de consulta. Por el contrario, los traductores profesionales suelen traducir en una sola dirección: a su lengua materna.
  • Elementos intangibles
    El uso de metáforas, analogías y expresiones idiomáticas que calen en el público objetivo supone una dificultad tanto para intérpretes como para traductores. Pero los intérpretes, además, tienen que captar el tono, las inflexiones y la calidad de la voz, así como otros aspectos propios de la lengua hablada y, después, hacer llegar estos signos de comunicación verbal al público.

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